Eran principios de noviembre de 2019 y me encontraba en el lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo a 3.812 metros. Desde la ciudad de Puno mi intención era entrar a Bolívia por la frontera peruana para llegar a la localidad de Copacabana. Sin embargo en la frontera entre los dos países me informaron de la situación política del país indígena. Un golpe de estado prohibía la entrada a Bolivia a todo extranjero.
El sueño de conocer este país orgulloso de su cultura andina e indígena se había esfumado.
Tras más de un año desde entonces, existen aún diversos relatos sobre lo sucedido en el país andino: ¿Que sucedió realmente en Bolivia?
Las elecciones celebradas el 20 de octubre de 2019 dieron la victoria al candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales, sobre el siguiente candidato de la derechista Coalición Ciudadana (CC). Sin embargo, este proceso electoral se vio cuestionado por partidos de la oposición, organizaciones y sectores de la sociedad, quienes iniciaron violentas protestas y acusaron al presidente Evo Morales de haber cometido fraude electoral.
Los motivos para acusar al MAS de dicho fraude electoral se basaban en la interrupción de la transmisión no oficial de conteo rápido de votos, que con el recuento al 83,76 % mostraba que si bien Evo Morales lideraba en la votación, éste no alcanzaba la diferencia de votos necesaria para evitar una segunda ronda electoral.
La constitución boliviana establece que en caso de que ningún candidato alcanzara el 50 % de los votos válidos o, habiendo superado el 40 %, no existiera una diferencia mayor al 10 % sobre el segundo, se debe realizar un segunda ronda electoral entre el ganador y el segundo más votado.
Con el 100 % de los votos escrutados, el 25 de octubre de 2019 el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia anunciaba que el partido Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales había obtenido el 47,08 % de los votos, mientras que Comunidad Ciudadana (CC) del conservador Carlos Mesa sumaba el 36,51 %. Se descartaba así una segunda vuelta.
La oposición cuestionó el ajustado margen del triunfo en primera vuelta y la interrupción temporal del conteo rápido de votos, conteo que anticipa los datos y es paralelo al oficial. Así, durante la jornada electoral y en los días sucesivos el candidato opositor Carlos Mesa alentó manifestaciones contra los tribunales electorales y ataques a representantes del gobierno del MAS que cobraron un cariz cada vez más violento. En algunas ciudades, por ejemplo Sucre y Potosi, los partidarios de CC atacaron e incendiaron el Tribunal Electoral Departamental, forzando la suspensión del recuento de votos y complicando aún más la suma de datos a nivel nacional.
Por su parte la Organización de Estados Americanos (OEA) emitió dos informes, uno preliminar antes de la publicación de resultados oficiales y el informe final emitido con posterioridad, dando cuenta de supuestas irregularidades en el recuento de votos y exacerbando los reclamos de la oposición. Dichos informes fueron apoyados por Estados Unidos y la Unión Europea.
Después de tres semanas de caos por todo el país, con saqueos, cortes de carreteras, bloqueos de ciudades e industrias, y con total inacción de la fuerza pública, el 10 de noviembre de 2019 Evo Morales anuncio que se repetirían las elecciones y se renovarían los miembros del Tribunal Supremo Electoral. No obstante, pocas horas después anunciaba en el canal de televisión estatal su renuncia a la presidencia tras perder el apoyo de la policía y el ejército, cuyos mandos pidieron su dimisión y presionaron al presidente para que se exiliase del país rumbo a Méjico.
El 12 de noviembre de 2019 Jeanine Áñez, quien representaba a un partido que apenas obtuvo el 4 % de los votos, fue designada presidenta provisional por consenso entre los opositores.
Una de las primeras medidas que adoptó la presidenta provisional fue habilitar a las fuerzas armadas a cometer ejecuciones extrajudiciales, al exonerarlas por ley de cualquier responsabilidad en el ejercicio de la represión contra civiles. Con estas credenciales, el ejército respondió con las masacres del 14 de noviembre en Sacaba (Cochabamba), donde murieron nueve campesinos en enfrentamientos con la policía y militares, y hubo 120 heridos; y la masacre del 19 de noviembre en Senkata (La Paz), donde hubo 11 civiles muertos.
Finalmente, el 24 de noviembre de 2019 el Congreso de Bolivia aprobó por unanimidad anular las elecciones para posibilitar la realización de nuevos comicios en mayo de 2020.
Tanto el relato oficial como la mayoría de medios de comunicación secundaron el golpe de estado, pero ¿existió realmente un fraude electoral tal y como establecía el informe de la Organización de Estados Americanos?
Diferentes entidades internacionales de prestigio como la University of Michigan, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, el Center for Economic and Policy Research o el Massachusetts Institute of Technology , se pronunciaron desmintiendo el informe de la OEA y dando por válidos los resultados electorales. En sus informes cuestionaban la metodología empleada por la OEA y la validez de sus conclusiones rechazando las dudas sin fundamento que fueron emitidas. Además, estudios de investigación independientes de The New York Times o The Washington Post concluían no haber encontrado anomalías e irregularidades, criticando el informe de la OEA por no estar basado en hechos, ser incompleto y no tener carácter científico.
Por otra parte, se pone de manifiesto en sendas investigaciones también la injerencia de EEUA en las elecciones bolivarianas, apoyando el golpe de estado contra el gobierno de Evo Morales, actitud para nada sorprendente si analizamos la historia de America Latina en el siglo XX. La colisión entre EEUA y Bolivia se remonta ya al primer gobierno del MAS en 2006, donde se inició un programa de nacionalización de los recursos naturales y que puso condiciones a la presencia de multinacionales, impidiéndoles que tuvieran participaciones de control en empresas estratégicas.
De nuevo fue el pueblo quien habló en las urnas. Los nuevos comicios del 18 de octubre de 2020, los cuales se vieron obligados a aplazarse por la pandemia, dieron la victoria al representante de Evo Morales con el partido Movimiento Al Socialismo (MAS), Luis Arce, quien obtuvo el 55,11 % de los votos en primera vuelta.
Después de un año de enfrentamientos con la sociedad civil y duras disputas en las calles de las principales ciudades del país, Luis Arce tendrá por delante una legislatura marcada por la gran división política y social que causó el golpe de estado en su día y la crisis económica causada por la pandemia.
Lo que sucedió en Bolivia no es más que otro ejemplo de la intolerancia e intromisión que muchas veces utiliza el capitalismo y sus herramientas ante la oportunidad de torpedear y desestabilizar gobiernos legítimos cuyas acciones, políticas y discursos atentan contra sus intereses.
Espero que cuando el futuro me lleve de nuevo a querer entrar a Bolivia, ningún golpe de estado nos impida hacerlo.
- Enric Roures -
Documental: Justicia para las masacres del golpe
- Investigación periodística independiente realizada por Grayzone sobre la masacre de manifestantes indígenas por parte del gobierno golpista en la zona de Senkata de El Alto en noviembre de 2019 -
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